Recuerdo que unos días antes de mi cumpleaños del 2021 decidí adoptarla. Ya tenía la idea en mente pero no me animaba porque jamás había tenido mascotas y no sabía si iba a ser demasiado ser responsable de un animalito. Pasaron algunas semanas, incluso meses, pero un día simplemente desperté y lo sabía: estaba lista para adoptar un gatit@.

Entré al instagram de Pawss Peru – Acariciando huellitas, comencé a ver los gatitos que tenían en adopción y recuerdo que elegí a dos de sus hermanitos antes que a ella, pero ya estaban adoptados. Creo en las sincronizadess de la vida y sé que quien estaba destinada a mi era ella, Kira. Recuerdo ver su foto y adorar sus ojos celestes y su melena toda despeinada. Se robó mi corazón.
A los días llegó a mi casita y la recibí temerosa y con mucha ilusión. Desde ese día me convertí en mamá gatuna (en otro post les cuento cómo me ayudó a lidiar con mis instintos maternales). Yo jamás había tenido mascota antes de ella, por lo que estaba completamente perdida. Pero poco a poco fui aprendiendo.

Kira es mi mejor maestra de yoga
El verdadero yoga, no sólo el de las posturas (asanas), te habla de cuidar, ser consciente y explorar cada uno de tus cinco cuerpos (pancha koshas): físico, energético, mental, emocional y espiritual. No sólo es el movimiento que haces al hacer saludos al sol o un paschimottanasana, sino ver qué ocurre dentro tuyo siempre: cómo se siente tu cuerpo, qué ocurre en tu mente y qué pasa con tus emociones. El yoga te invita a usar el cuerpo para acceder a las otras capas para que poco a poco puedas llegar a tu espíritu, siempre desde lo más burdo (el cuerpo) hasta la energía mas sutil (tu alma). Para finalmente aprender (aunque creo que la palabra más precisa es «recordar») a ser feliz simplemente al SER, al existir.
Los gatos son grandes meditadores y expertos en el arte del yoga. El felino es capaz de estar horas inmóvil viajando hacia su propio centro para de repente saltar hacia el mundo exterior y comprometer todos sus sentidos en aquello que está haciendo.
Francesc Méralles
Ella ya nació así. No tiene horarios ni reglas, salvo el de su propia naturaleza, se mueve y siente su cuerpo naturalmente, come cuando le da hambre, se baña cuando siente que lo necesita, se acerca a mí para darle amor o jugar con ella cuando quiere y se aleja cuando lo desea.
Ella ya es feliz simplemente al SER. Ella vive en yoga y contemplar eso día a día es una de las experiencias más lindas y profundas que puedo vivir.

Sanando mi chakra del corazón
Antes de adoptar a Kira había terminado mi anterior relación hace 3 años y medio y me costaba mucho siquiera pensar en la idea de comenzar una nueva. Tenía miedo. Estaba paralizada emocionalmente. Mi cuarto chakra (anahata) estaba bloqueado.
Kira vino a amarme sin importarle si estaba feliz todo el tiempo o no, cuánto pesaba o medía, si tenia un buen sueldo o si estaba desempleada, si tenia el cabello largo o rapado, ella simplemente me amaba sin importar nada más que mi esencia (mi ser). Ese amor incondicional lo experimenté por primera vez, así de puro con ella.
Curar es tocar con amor lo que antes fue tocado con miedo.
¿Y nuestra familia y pareja? Ellos nos aman. Claro, pero los seres humanos tendemos a juzgar y tener expectativas de otros; es en el proceso de evolución (solo para lo que deciden comenzarlo) que aprendemos poco a poco a dejar de hacerlo.
Sólo me tomó unos días de estar con Kira y experimentar ese amor tan lindo para darme cuenta que esos miedos a abrirme otra vez a una relación de pareja ya no estaban. Mi chakra del corazón dejó de estar bloqueado, me ayudó a sanar.
Adoptar a Kira ha sido una de las mejores decisiones de mi vida, cada vez que la veo recuerdo lo poderoso que es vivir en yoga.
Día 7/30
Con amor,
Silvana.