Hoy estuve hablando sobre la depresión
Tengo una relación bastante cercana con la depresión, no sé si ha sido toda mi vida pero al menos desde mis 10 años que siento que la conozco. Recuerdo que solía escribir en un diario, que hasta ahora conservo, todo lo mal que me sentía. Por mucho tiempo jamás hablé de esto, porque sentía vergüenza. Por mucho tiempo me cubrí con una caparazón de «perfección», y dejé que todo creciera dentro mío sin siquiera darme cuenta.
Depresión y mis relaciones de pareja
En total, he tenido 3 episodios de depresión bien marcados.
Cuando fui mayor experimenté mi primer episodio de depresión profunda luego de una ruptura de pareja que justo se sumó a un episodio de mi vida que me marcó mucho. No sabía que sufría de depresión. En ese periodo me refugié en mis amigos, el cigarro y el alcohol. No sabía cómo aplacar todo lo que estaba sintiendo. Pero felizmente sólo duró 1 año y desde ahí no volví a fumar, jamás me gustó pero en ese momento inconscientemente creo que buscaba hacerme daño.
El segundo episodio de depresión lo tuve 8 años después, otra vez relacionado a una relación de pareja. Recuerdo que ni bien me acordaba de lo que estaba pasando me venían ataques de pánico y me faltaba el aire para respirar. Esa vez no acudí ni al alcohol ni al cigarro. Esa vez quien me ayudó fue mi mejor amiga, fue mi ángel en ese momento. Recuerdo llamarla desde un parque cuando de la nada me cogía uno de estos ataques caminando en la calle. Simplemente no sabía cómo manejar mis emociones. Nadie me lo enseñó, como a muchos allá afuera, me tocó aprenderlo sola.
El tercero, y el último, episodio de depresión que he tenido fue durante la cuarentena. Creo que ese periodo de encierro sacó varios temas sin resolver que ya tenían fecha de expiración y tenían que salir a la luz. Una vez más por temas del corazón. Siempre he pensado que las relaciones de pareja son las pruebas donde más aprendemos, pero vaya que nadie nos prepara para nada de eso. Esa vez mi depresión vino junto con ira. Sentía avalanchas de emociones que superaban mis fuerza y mis herramientas personales y hasta espirituales. Recuerdo que canalizaba todo mi dolor, tristeza y rabia con golpes hacia la pared, usaba unos guantes para no lastimarme, y eso era lo único que parecía funcionar.
No podía más, necesitaba ayuda.
Rompiendo patrones y recibiendo ayuda profesional
Decidí ir al psicólogo quien me derivó a una psiquiatra. Esa fue la primera vez que decidía ir a un profesional por voluntad propia.
A mis 11 años mis padres me obligaron a ir a una psicóloga debido a su divorcio, pero eso no lo cuento. Esa vez no funcionó para mí pero lo que realmente pasó fue que yo no me permití abrirme, ya de adulta lo entendí. No me culpo por ello, era sólo una niña. Por mucho tiempo estuve peleada con esa carrera, sentía que era una pérdida de tiempo y de dinero. Estuve equivocada por mucho tiempo.
Podría quedarme hablando largo y tendido del tema, de lo aprendido, de lo poco que se sabe del tema, del estigma sobre ir al psiquiatra, etc. Pero ahora sólo quise hablar a grandes rasgos del tema. Quizá más adelante podré contar más a detalle todo.
Todos podemos sufrir de depresión. ¿Es una enfermedad? Sí, se diagnostica. ¿Estamos «dañados»? No, sufrir de depresión no nos define como seres humanos. ¿Deberíamos hablar más del tema? Sí, por eso decidí hacer este post.
¿Estás sól@? No, aunque sientas que sí lo estás, no estás sólo en esto. Al menos aquí ando yo.
Día 4 de 30
Con amor,
Silvana.