La peor pelea que he tenido con el yoga

2020: Un reto para la salud emocional

La pandemia fue un evento retador para todos, pero especialmente para aquellos que luchabamos con problemas de salud mental.

En este post, quiero contarte sobre mi experiencia personal durante la pandemia, cómo la cuarentena me hizo enfrentar demonios internos y cómo el yoga, que me había estado ayudando a sanar emocionalmente, perdió su sentido en un momento donde volví a una relación poco saludable. Quiero ahondar mucho más en un aspecto poco contado de sanar: la crisis emocional que ello conlleva. 

Recuerdo que a inicios de pandemia parecía bastante lejano que llegaría a mi país. En marzo de 2020 se declaró cuarentena absoluta en Perú y desde ese día nadie pudo salir de su casa por casi 2 años. No estábamos preparados para vivir algo así.

En medio de tanta incertidumbre, nadie sabía cómo actuar.

Ansiedad y crisis emocional

Tanto yo como millones de personas más pasamos por uno de los periodos más retadores de nuestras vidas. Muchos perdieron seres queridos, sus trabajos, su salud y otros experimentaron luchas internas donde se vieron cara a cara con sus “demonios” que por varios años, o quizá toda su vida, habían estado evitando pero no pudieron hacerlo más. Este último fue mi caso.

A pesar que yo ya vivía sin mi familia hace unos años, cuando comenzó el encierro no me quedé completamente sola. Me encerraron con 33 años de conflictos sin resolver, con un latente trastorno de conducta alimentaria, con mis toneladas de inseguridades y con una codependencia emocional aún en proceso de sanar.

Como seres humanos, tenemos la necesidad de tener interacción emocional con otros, y ante la imposibidad de crear nuevos vínculos, durante ese periodo, muchos volvimos con alguna expareja poco saludable. La pandemia nos dejó más de una enseñanza.

¿Por qué les cuento todo este preámbulo? Y, ¿qué tiene que ver con el yoga? 

Mi alejamiento del yoga

Luego de algunos meses de intentar recuperar esa relación, volví a experimentar varias emociones del pasado: ansiedad, angustia, inseguridad y frustración. Regresaron los ataques de ansiedad, esa sensación cuando te falta el aire y sientes que el corazon está a mil por hora. Cuando sientes que en cualquier momento tu cuerpo y mente van a colapsar y no sabes qué hacer con tanto que sientes. Cuando tu único pensamiento es que todo acabe: simplemente quieres dejar de sentir

Dentro mío todo era caos y no entendía cómo luego de 3 años de práctica de yoga me seguía pasando eso. Me empecé a cuestionar todo. Empecé a dudar de mi práctica, de mi y de la vida misma.

El yoga dejó de tener sentido

Dejé de practicar yoga y también dejé de dictarlo. Pedí que me dejaran de considerar para grabar sesiones online en un estudio de yoga. No podía seguir enseñando si no lo practicaba. Entré en una crisis existencial de la cual me tomó bastante tiempo y especialmente energía salir.

Para ese entonces quería ser profesora de yoga pero en ese momento eso ya parecía una broma. Una de las principales enseñanzas de mi primer maestro de yoga fue: “Yoga es experiencia, para enseñar necesitas practicarlo”. Y ahí estaba yo, cuestionándome mis últimos 3 años. ¿Era posible que todo había sido un engaño? ¿Que esa famosa transformación personal nunca hubiera pasado? ¿Que realmente sólo me compré el cuento cuando la realidad era que sigo en el mismo hoyo emocional? Me sentía perdida.

Pasaron varios meses más en esa misma espiral de depresión y ansiedad. 

Detrás de un storie puede haber toda una historia no contada

El yoga y mi punto de quiere

En ese punto tenía 2 opciones: o me dejaba llevar por ese vórtice y esperar lo peor, o pedía ayuda urgente. Así fue que comencé terapia psicológica y psiquiátrica, fue mi grito desesperado de ayuda. Ahora, viendo en retrospectica, siento que si no hubiera tenido todos esos años de practica de yoga, quizá el camino que hubiera elegido hubiera sido otro.

Hubo un evento en particular que signifió un punto de quiebre fundamental en mi vida: una mañana me vi a mi misma en la misma situación de hace 5 años atrás. Estaba ahí, luego de varios años viendo en la otra persona exactamente los mismos patrones de comportamiento y de mentalidad. Las mismas acciones. Los mismos errores. Esa persona no había cambiado y yo ya no quería eso en mi vida.

En ese instante me quedó todo claro: No era él el que tenía que cambiar, sino yo. Y ya lo había hecho. Había tenido 3 años de cambios internos que no los había notado porque necesitaba ese “Ajá! Moment” para darme cuenta. Por fin tuve el mío.

Ese día, terminé finalmente con ese ciclo de aprendizaje. 

El tiempo te da las mejores respuestas

Por qué hacer yoga: mi reconciliación

El yoga funciona de maneras que a veces no entendemos, e incluso cuando lo niegas, te muestra de la manera más sabia que jamás te abandonó, que siempre estuvo ahí contigo haciendo un trabajo silencioso en tu inconsciente, sanando con paciencia una a una esas heridas profundas; y, a pesar de mi ingratitud, sólo me enseñó amor infinito.

Sanar duele, perdonar agota. El yoga, al igual que cualquier proceso de sanación emocional, no es un camino de pétalos de rosas y polvo de hadas como muchas veces creemos. Los yogis o profesores de yoga no siempre estamos “zen” o vivimos sin conclictos internos. Todos somos seres humanos y vivimos nuestros procesos cada uno a su manera.

Quizá en tu camino de transformación no tengas sólo una pelea con el yoga, o con cualquiera que sea tu práctica espiritual, quizá sean varias o ninguna. Habrán momentos en donde creas que es en vano, que el yoga o la meditación no funcionan. Cuando llegue ese punto sólo quiero que recuerdes esta historia. 

El yoga trabaja en silencio y ninguna postura, ninguna inhalación o exhalación, ningún minuto de tu práctica ha sido ni será nunca en vano

Te dejo mi anterior post El yoga transformó mi vida: ¿cómo puede ayudarte a ti? donde te cuento lo que el yoga podría hacer por ti.

Con amor,
Silvana 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *