Hoy me la he pasado limpiando mi casa, bueno, más que limpiando diría reorganizando y botando lo que ya no me sirve, ¡que era bastante! No saben lo bien que me siento, claro que también me siento algo cansada pero sólo físicamente porque por dentro me siento con mucha energía, especialmente mental.
Limpiar mueve la energía
Creo que varios hemos experimentado esto, cuando te deshaces de lo antiguo, de lo roto, de lo que ya no te sirve, es como una especie de meditación que te libera de mucha carga tanto mental como energética.
Dede niña he tenido fascinación por los conocimientos antiguos como el Feng Shui (China) o el Vastu (India). Me resultaba increíble pensar que personas hace miles y miles de años atrás ya tenían este conocimiento. Pero ¿cómo? ¿quién se los dió? ¿por qué? ¿para qué? Tantas preguntas que aún siguen resonando en mi mente.
Muy aparte de lo que pueda aprender o saber, cada vez que hago el ejercicio de mover las cosas de mi casa, botar todo lo roto o en desuso, etc. experimento en carne propia el poder que tiene el tener el lugar en donde vives en orden y limpio, no sé realmente cómo explicarlo pero «se siente una energía diferente» y lo más importante: yo me siento bien.
La energía de nuestro hogar
Lo curioso también es que cada vez que hago este tipo de «limpiezas energéticas» algo en mi vida cambia. Y no creo que esta vez sea la excepción. Sólo me queda esperar pacientemente para vivir eso que la vida tiene para mí.
Si yo lo siento, ¿mi casa también? Yo creo que sí. El lugar donde vivimos también tiene energía y de alguna manera es un «ser» también, quizá no en el sentido estricto de la palabra sino en un plano diferente. Nuestros hogares nos albergan y guardan tantos recuerdos, tantas risas, lágrimas, discusiones, celebraciones que toda esa energía de alguna manera se tiene que quedar en algún lado. Cada hogar merece respeto, cariño, dedicación y mucho amor.
Hoy agradezco tener un lugar donde vivir y en especial agradezco que mi casa, a su manera, me diga «gracias por no olvidarte de mi».
Dia 3/30
Con amor,
Silvana.